Sábado de noche en Buenos Aires. El aire pesado, cálido del verano se hace sentir. Había llegado con Gerardo, un amigo por dos días a la ciudad ha hacer un trabajo de auditoría en una empresa, habíamos terminado para el medio día y tenía toda la tarde noche para mi, así que estaba tentada de contactar a un amigo virtual para ver si podíamos conocernos de verdad. Anímate Martita –me dije a mi misma- ya que tenía mis dudas…
Hola Simón – le dije con voz melosa al teléfono – soy Maria Marta, tu amiga del Uruguay, como estas divino, sabes que estoy en la ciudad y tengo ganas de conocerte… ¿Tenés algo que hacer esta noche? – Se hizo un breve silencio – aprecie primero su sorpresa en la voz y su reacción pronta y educada – me dijo – Martita me encantaría – bien Simón le dije – tenemos una cita entonces, charlamos un rato, coordinamos hora y lugar y nos regalamos elogios en el teléfono. No te digo como voy a estar vestida – le dije en broma y con una risita – nos vamos a conocer al vernos… Si nos conocíamos¡¡¡
Estábamos alojados en un hotelito de San Telmo. Tenía una cita con Simón y estaba inquieta, casi nerviosa. Pensar que habíamos hecho el amor tantas veces… lo he tenido dentro de mí y he sentido su aliento, pero sin embargo no nos vimos jamás, solo somos uno por la magia de la internet y la imaginación….
Mantenemos una relación de sexualidad virtual exquisita. Intercambiamos fotos, videos, historias seretas y nos contamos nuestros bajos instintos, yo sé sus apetitos y el los míos y siempre tratamos de satisfacernos. Con el encontré la dimensión del placer virtual. Hemos tenido varios orgasmos compartidos…
Fantaseo con su figura, su miembro adentro de mi cuerpo y se del deseo que le provoco, pero nunca nos vimos en persona, por eso mis nervios… Martita te vas a entregar – me decía – esto termina en la cama… Pero, las dudas… y si no le gusto – Calmarte Martita, me decía – sabes cómo excitarlo, lo que le siente por ti, – pensaba – pero es que tengo 50 años y el es más joven que yo. ‘‘Le gustare? – Me preguntaba – voy a hacer todo para agradarle… todo para conquistarlo y hacerle mío.
Me arreglé con tiempo, quería estar perfecta para él, que me apeteciera, me duche temprano, me sequé suavemente, mansamente, – la lascivia de las manos recorriendo suavemente mi cuerpo – me ondulé el pelo, embadurné toda la piel con aceite de bebe, mis brazos, los muslos, los pechos, mi espalda, en los labios mayores de la vagina recién depilada me detuve a jugar con mis deditos un momento… basta puta – me ordené – te vas a mojar toda, y me detuve antes de no poder contenerme por el placer que la expectativa y mis dedos en mi vulva me daban.
Me coloree las uñas de pies y manos de purpura Emanaba un encantador aroma a almendras, que mesclado con el perfume 212 de Carolina Herrera me aturdía y me daba un embeleso tal de sentirme flotando. Iba a conocer a mi semental.
Desde ya anhelaba arrebatar sus apetitos, hipnotizar su mente para alabar tanto sexo a distancia. Me pase un maquillaje ligero y marcado como para la noche, boca de un labial rojo profundo, una tiara para controlar los pelos, los rulos que caían sobre mi cara. Una tanga negra metida en el culito para separar bien las nalgas y marcar el centro del placer. Quería que fuera un imán para las miradas de deseo de los hombres, una mini de licra crema con bolados blancos, un cinto de cuero negro, el top celeste casi trasparente, que luzco sin corpiño para marcaran los botones de mis pechos, que dejaba ver además mi pancita y marcan hombros y espalda.
En las orejas colgantes con perlitas, un una pulsera brillante y la gargantilla con pelitas como un cadena de perrita obediente es mi accesorio perfecto para ser una esclava obediente que solo de ponérmela me forja a sentir mi cuerpo exquisitamente caliente – Estaba pronta, de reojo en el espejo – me dije Martita pareces una putita, demandando falo – y me sonreí para mí mismo, porque eso soy y quiero ser.
Gerardo me acompaño de mala gana, estaba cansado, le tuve que prometer, que si tenía sexo le dejaría mirar y que le haría un esmerado y largo meme poniendo carita de nena consentida… Dale acompáñame, por favor – Le dije – me tomo toda tu lechita, si papito. Como si fuera un castigo la promesa, solo era hacer las cosas que más adoro en la vida. Sorber una sensible pija hasta sacarle toda la leche, que me posean mientras otros machos me miran, se masturban y me deseen esperando su turno…
El boliche, a dos puertas del hotel, mujeres y hombres divirtiéndose o en busca de emociones, una linda barra, luces sutiles, buenos tragos, estaba perfecto, música para bailar y escuchar, a un volumen que permitía conversar…
Llego Simón, lo conocí desde que entro al boliche, el también porque se dirigió a la mesa donde estábamos. Nos miramos nos sonreímos y nos dimos un largo beso en medio de un abrazo como dos viejos amantes que se reencuentran. Le presente a Gerardo, pedimos unas cervezas y nos sentamos a conversar de bueyes perdidos, bien cerca los dos para poder charlar cómplices. Reíamos, en la aventura de conocernos, Entre palabras al oído que eran un pretexto para rozarnos o tocarnos, mis piernas cruzadas para dejar al descubierto un buena porción de mis muslos que el palpaba sin disimulo. Gerardo también participaba, pero estaba más pendiente de que no le faltara cerveza que de nosotros o de tocarme. Yo no lo descuidaba, acariciando su bulto por encima del pantalón y apretando sus testículos.
Nos arrullamos, yo descansé una mano en su muslo y él me besuqueo extensamente en el cuello, aprecié como las coronas de las crestas de mis mamas emprendían a enardecer y los botones consideraban brotar de mi top, implorando la presión de sus manos y la alucinación de ser apretujados y sobados… Se lo inste con la mirada, mordiéndome los labios en un recóndito suspiro. – cómeme la boca papito le dije –
Se sentía la vibración de los cuerpos, estábamos eufóricos, en el contexto flota la libido del sexo, ese aroma penetrante a hembra caliente que despido cuando estoy a punto de estallar, y enloquece a los sementales que afloran sus viles instintos. Recuerdo vagamente que fuimos de la mano a unos taburetes de la barra, para pedir unos tragos, quedamos casi estribados el uno con el otro, juntitos, respiración con respiración entre mimos y suspiros.
Los hombres que estaban cerca se percataban de mi calentura, mi voz melosa, mis caídas de ojo, mis poses desafiantes me delataban. Admiraban a Simón con envidia, por la presa que había capturado… Caliéntales Martita – me decía a mi mismo – juega con ellos, te desean, y sustentaba sus miradas, como diciéndoles ven preciso un semental adentro de mi… dame tu leche sátiro divino.
Te gusta mi gargantilla de perrita en celo – le susurre al oído pasándole la lengua por la cara – es porque quiero ser tu perra, tu hembra dócil y obediente – le dije implorando, rogando por placer, ofreciendo una de entrega incondicional – mientras le acariciaba la bragueta, masajeando su miembro que duro y bello que parecía querer saltar de su contenedor como la tortura del ardor de mis pezones, suplicando ser manoseados y la succión de su boca. – quiero que me hagas tuya, le pedía, mientras lo lamia y hocicaba, tuya –
Yo, puta, frágil, blonda, anhelante de exhibirme y exponerme, el dueño de la situación y los machos extasiados del juego de atracción. En el taburete posaba mi culito en pupa para atrás, quebrando mis ancas, marcando la hendedura de mis grupas, tenía la sensación y la fantasía de que me disfrutaban uno tras otro los centauros saciando sus instintos en mí.
Simón gozaba sintiéndose macho alfa patrono de la hembra de la manada, no sé si era mío, o yo de él. Pero que interesa, yo quedaba en el cielo con, mi harem… Los sementales más osados me palpaban al transitar por casualidad, algunos hurgaban con su mano sin diplomacia en mi culito o me apoyaba por atrás. Me penetraban con las miradas de codicia y yo les dispensaba mi mueca y el regodeo que esto le provocaba a mi amigo. Eres una puta – me dijo Simón – metiéndome sus deditos en mi vagina.
Salimos a bailar, sino me iban a coger en la barra, a los compas de una armonía que me permitía mover el cuerpo lascivamente y lucirme, así lograba un efecto mayor, me querían coger en serio. El ambiente se pone delicioso con la feromona del perfume de mujer caliente que sale de mi cuerpo. Rosaba sin disimulo en cada « perreo” el bulto de mi amigo que atrapado por el deseo me dispensaba su carita de calentura y me fregaba en cuanto macho se me acercaba para que el gozara ofreciéndome a los demás. Que linda putita tenés – le dijo un veterano prendido de mis caderas – guachito, gózala por mí. Yo desequilibrada de encanto por lo que había escuchado, me daban ganas de mamarme el viejo en la pista, pero apenas me contuve. .
Amos del instinto, sublime de placer, los desaseos que estaba provocando en los hombres que nos rodeaban, algunos se masturbaban para mí. Gerardo muy pasado de copas quedó tendido en un sillón. – No aguantaba más, necesitaba tenerte dentro mío mi Macho, le expresé al oído a Simón – besándolo y pasándole la legua, apretando su pene.
Te pido que me ayudes a llevar a Gerardo al Hotel, – vamos al Hotel aquí a dos puertas, te quiero coger amor pensé en realidad – vamos a seguir charlando y tomar unas copas en la habitación, – hable – los dos sabíamos que era un boleto a la entrega y el placer. Lo llevamos, lo subimos y lo tiramos en una cama, nosotros fuimos a la otra a conversar… mejor dicho a desvestirnos jadeantes, mojados por la traspiración, espoleados, entre besos y caricias por doquier.
Entonces me dispuse a cumplir todos tus morbos, los que se que te encantan y los que me ordenaras… Mmm me saque la tanga, y me abrí como una flor en la orilla de la cama, estaba toda humedecida y febril – dios que ganas de ti – aparté bien los labios vaginales para dejar expuesto mi canal, y suplique que me mamaras – ven macho, ven te susurre entrecerrando los ojos – posaste tus labios y sentí una descarga en mi cuerpo cuando comenzaste a succionar y chupar, Mmm satisfacción, tu lengua emprendió a juguetear en mi clítoris mientras tus dedos me socaban penetrando en lo profundo de mi sexo. Yo entre gemidos y sollozos acariciaba tu cabeza y tu espalda, con una mano y con la otra estrujaba mis tetitas, Mmmm – Macho mío, macho mío, escapaba el murmullo de mi boca…
Hay placeres de tu lengua en mi orificio, baba, dedillos y lisonjas, tu mirada fuera de sí por la fiebre, – hazme tuya – te solicitaba entre ruegos y gimoteos.
Conté los dedos hasta el tercero entrando y saliendo de mi, un largo orgasmo me llevo al cielo y perdí la cuenta, cuando recobre el aliento tenias toda tu mano en mi vagina, loco de dilatarme así, que picor, dolor y placer sublime… – despacito papi, despacito por favor no me lastimes te implore, que me lastimas – aunque de verdad no se si no deseaba que me partieras en dos.
Sentí tu falo, tu verga en mi humanidad cuando ingresó en mi interior, un mete y saca delicioso, suave al principio, yo colaboraba aparentando los músculos de mi vagina e intensificar el placer al envolvente con las paredes de mi canal sobre tu glande y tu retribuías la sensación con cara salvaje y tu deseo incontenible, semental mío. – Eso, eso mi dios te susurraba, – de ponto intensificaste el ritmo de tus embates, tu verga parecía explotaren mi interior, – eso¡¡¡ eso¡¡¡ esooo dioooosss – grite berreando y mi orgasmo llego con el borbollón de tu leche caliente y espesa, me daba alivio al picor de mi vulva. Explote de placer, quedé temblando mientras tu orgullo de hacerme acabar estabas feliz notabas como los hilitos de tu leche salían de mi vagina colorada de tanta fricción y estiramiento.
Con mi boca junte los restos de tu leche, por mi cuerpo, los sorbí y los limpie agradecida con mi legua. El olor a macho de tu pija y los jugos de mi concha, mesclado con el perfume, nos trasportaban a un mundo de ensueños…
Fuimos a la cama donde estaba Gerardo entre dormido y mamado, lo desperté y te dije, – tengo que cumplir con el – desabroche su pantalón, se lo saque y comencé a mamarlo. No sé si estaba del todo consiente pero con los mimos no fue difícil lograr una buena erección de su miembro, lo chupe girando mi mano ordeñándolo mientras tú me acariciabas el pelo y jugabas con mis nalgas…
El pene de Gerardo se puso duro, no muy largo pero con un groso y una cabeza impactante, daba escozor ese glande… te di un beso, me acomode en cuclillas, e intente sentarme en el, ¡dios¡… diga que estaba toda abierta, pero mi vulva se había puesto turgente con tanta fricción y se había hinchado, apunte la cabeza, la ensalive y me senté en ella, que dolorcito divino, me abrió en dos, tú me animabas y me alentabas a comerla, a saborearla en mi canal… sentadita sobre ella, tenía que hacer todo el trabajo, trepaba y la ensartaba a fondo dejándome caer sobe ella, tú te acomodaste y metiste tu miembro en mi boca, me pagabas suaves cachetadas me decías groserías – chupa pija, puta traga leche – yo en el cielo… me clavaba y chupaba golosa, murmurando entre gemidos. Los tres gozando de nuestros cuerpos y sensibilidad…
Gerardo acabo, Lo ordeñaste Martita – me dije orgullosa, porque había hecho todo el trabajo – su líquido inundo mi vagina hinchada, con su divino ungüento para la friccionada mucosa…
Pronta me puse en cuatro, con mis nalgas a tu merced, yo quería limpiar su pene con mi boca, y tú me aferraste con ímpetu por las caderas, pegué un berrinche de dolor y fingida sorpresa. Sabias que te estaba ofreciendo mi culo para que dieras rienda suelta a tu deseo de carcomerme. Mis nalgas se abrieron por la magia de tus manos, y la flor de mi culo como un regalo para ti.
Tu lengua jugaba en mi esfínter llenándome de saliva, tus dedos juntaban el semen que escapaba de mi vagina y se introducían en mi agujerito que iba cediendo yo loca de deseo te robaba – Dame Simón, dame papito, dame mi macho – suplicaba porque me hicieras tuya…
La presión de tu cabeza en mi culito pujando por entrar, tú hecho una fiera en el arrebato me decías chanchadas a mi espalda, yo llorando e implorado tu espada en mí funda, una estocada de pasión,.
Fue un ardor, sufrimiento por un momento, – Se me escapó un grito, un aullido de dolor, mesclado con tu vos que decía eso Martita, eso ya entro toda – que dio paso al picor de sentirte expandida por el arma del macho, tu verga entrando en mi culo, las paredes de mi ano dilatándose por ese palpitante trozo de tuyo en mi, lo sentí pleno y lleno de vida…
Dios a cada embestida chillaba mescal de goce y sufrimiento, de delicia y sumisión, abrigaba mío tu regodeo de habitar mi entidad, sodomizada, yaciendo ante mi señor y yo tu cautiva obediente. – Mmm servime papito, dame… jhay¡¡¡¡ Simón, hayyyy divino me partís, suave por favor, suave –
Hay el placer de tu pene en mi culo, socavando entrando con furia. Hay las paredes de mi recto, dilatándose adormecidas por el picor del dolor y el placer. Hay tu furia de robusto en ardor. Residíamos en el cielo en cada envestida, cada picazo profundo, cada cuchicheo, cada maldición, Acaba por favor – te imploraba – entre gemidos…
Entonces me vino, un orgasmo delicioso, una descarga, que transitó mi espina dorsal, mi discernimiento explotó de alborozo, una delectación monumental me hizo zarandear y caí rotunda sin dominio de mis piernas, en un quejido perenne. Divinidades de la libido, que estremecimiento descomunal…
Me res**te y me aposté a tus rodillas, la boca abierta esperando mí, me la había ganando, quería recibir tu cuajada en la cara, acariciando tus testículos, rezándote para que me la dieras, descargaste sobre mis labios y mis pechos tu fluido seminal, que salía a borbotones, adore tu carita de placer divina y yo tu fémina jactanciosa, te quedaste rendido en la cama.
Me voy al baño y me veo en el espejo, molida, despeinada, toda doliente, embotada por tanto regodeo. La leche escapaba de mi boca, mi concha y mi culo. Yo la juntaba con mis dedos y la tragaba con misticismo. Me siento en el tocador, con las piernas abiertas hacia ti, tirado en la cama, tú Simón, mirándome, mirándome… no puedo dominarme, voy al dormitorio.
Me acerco a una silla a escaso metro de ti para que aprecies como me pongo a jugar con tu leche, mi vagina hinchada y rosada, entonces como en nuestros actos sexuales virtuales, el juego se trasforma en fricción y me masturbo para ti, ayudada por la sensibilidad de tanta pija, pronto entro en trance y me estoy acabando de nuevo.
A ti te retorna el afán de poseerme, de saetear mi organismo, de derramarte en mi universo, me sientes gimotear y cascabelear de satisfacción, mirándote fija a los ojos, retorciéndome de complacencia. Siento tu brío en los cojones cuando comienzas a tocarte y mostrarme tu miembro, expeliendo el capullo del glande para atrás y ofreciéndome tu cabeza, tu cuerpo cavernoso comienza a crecer y todo el pene se estira pronto para ensartarme. Yo hipnotizada, desvariada, como enajenada embuto mis dedos en la vagina, ingresan y salen rítmicamente, sobo el botón de mi clítoris y sollozo de exaltación. Miro con deseo suplicante y adoración tu pene y ingreso en un lánguido y insondable orgasmo, incesante, sacudiendo mi cuerpo por el temblor y la electricidad.
Me doy cuenta de que estás pronto para mí, para ser de nuevo mi dueño. Deidades del sexo, estás a mi merced, te tengo, eres mío, soy ama de tu libido y apetencias, me aprecio bien puta y termino con otro lento y hermoso grito todo para ti y tú masturbándote en la cama como en nuestros juegos virtuales. Te deseo dentro mío macho cruel!!!!!!!!!
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